Considerando los impuestos vigentes y los costos actuales de la materia prima, la producción local de biodiesel sería competitiva sólo si el precio internacional del petróleo se ubica en torno a los US$ 72 por barril, asumiendo además que este combustible no está afecto a impuestos específicos. Esta es una de las poco alentadoras conclusiones que tras tres meses de trabajo entregó el Comité Público-privado de bioenergía, instancia establecida al alero de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa) del ministerio de Agricultura, en la que participaron representantes de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), la Corporación de la Madera (Corma), el Colegio de Ingenieros Agrónomos, la Facultad de Agronomía de la Universidad de Chile, Iansa, Biodiesel América, el Movimiento Unitario Campesino (Mucech) y Chile Sustentable, mientras que la conraparte pública fue Conama, Corfo, CNE y FIA. Este grupo se formó a partir de la necesidad de diversificar la matriz energética del país que actualmente depende en un 75% de combustibles importados, como son el petróleo y gas natural argentino, de los cuales un 98% se genera a partir de petróleo. Lograr la mayor independencia respecto de importaciones de alto riesgo como éstas, por la vía de desarrollar fuentes de bioenergía. Se trata de energía generada a través de materias primas de origen biológico y renovable, como madera, carbón vegetal, estiércol animal, biomasa microbiana, residuos agrícolas, cultivos energéticos y grasas animales. Un tipo de bioenergía son los biocombustibles, entre los que destacan etanol y el biodiesel. El etanol se obtiene de azúcar o almidón proveniente de cultivos agrícolas (por ejemplo, caña de azúcar, maíz y trigo). Se puede utilizar como combustible en forma de aditivo o para reemplazar a la gasolina hasta en un 25% sin necesidad de modificar los motores. El biodiesel se obtiene a partir de aceites vegetales provenientes de cultivos oleaginosos como el raps, soya y maravilla, o de aceites animales. El biodiesel se puede usar como aditivo o sustituto del diesel, en mezclas de hasta un 20% sin mayores modificaciones en los motores. Según cifras de la Comisión Nacional de Energía (CNE) anualmente se consumen en Chile cerca de tres millones de m3 de gasolina y seis millones de m3 de diesel (CNE) y se estima que al 2010, la cifra se elevaría a unos 3,3 y 7,6 millones de m3, respectivamente. La industria se establecería produciendo biodiesel y etanol que funcionan en base a mezclas con diesel y gasolinas tradicionales y en este marco se propone utilizar un 2% de biodiesel, cantidad que podría incrementarse en tramos de 1,5%, en la medida que sea económicamente viable instalar nuevas plantas industriales. El grupo de trabajo constituido en octubre pasado afirmó que la materia prima debe ser cultivos como maíz, trigo, remolacha y otros, pues los recursos forestales -que también son aptos y rentables- en Chile se están usando para la generación eléctrica. Por este motivo proponen contar con un inventario de suelos disponibles y determinar la rentabilidad de los cultivos energéticos, así como estimar la competencia por suelos que puede ocurrir con la producción de alimentos y los productos de exportación. "La política de fomento para la generación de biocombustibles es un proyecto país que debe ser complementario con la estrategia de seguridad alimentaria y de convertir a Chile en una Potencia Agroalimentaria. Como un principio tácito el uso de los recursos naturales de suelo y agua no debería afectar la disponibilidad de estos para la producción agrícola de consumo interno y de exportación", advierte el texto. Además alertan que si el Estado participa fomentando el desarrollo de biocombustibles, debe evitar la concentración de la propiedad de esta industria, garantizando la participación inclusiva de todos los actores en la cadena de valor, desde la semilla al consumidor, apoyando también la formalización tributaria de los pequeños agricultores, ya que este segmento es el articulador en este desarrollo. En este sentido destacan la creación de mecanismos de apoyo para este sector, a través del ministerio de Agricultura y sus instituciones, además de Corfo y Sercotec. "La conveniencia de los biocombustibles para la agricultura nacional dependerá del nivel de eficiencia alcanzado, de la rentabilidad de los cultivos, de la competitividad de nuestra agricultura en el mercado externo y de si los biocombustibles generan alta demanda mundial de materias primas. El sector agrícola y sus productores se beneficiarían y podrían participar en este mercado a mediano plazo", dice el informe difundido este lunes. El aspecto cultural también tiene peso en el informe del comité y por eso deberán promoverse los beneficios sociales y ambientales del uso de biocombustibles y así propender su consumo, pese al mayor costo que estos tendrán. Además, será importante que el consumo tenga cierta obligatoriedad, independiente de las fluctuaciones del precio internacional del petróleo, lo que permitirá amortizar los montos de inversión requeridos y generar señales de largo plazo a la producción. La figura anterior se complementa con contrato de abastecimiento de largo plazo, a través de licitaciones competitivas, para asegurar el cumplimiento efectivo de la obligatoriedad del uso de los biocombustibles, al menor costo posible. "Sólo un contrato de compra de largo plazo, que exija tanto la seguridad de aprovisionamiento como la garantía de venta de la producción, inducirá las necesarias inversiones en Chile, una condición sine qua non para lograr la diversificación energética efectiva", apuntan. El impositivo es sin duda el tema que representa uno de los mayores condicionantes para el despegue de la industria de biocombustibles y al respecto el comité, donde participa Iansa –una de las empresas que ha expresado interés en desarrollar el negocio-, advierte que se requiere una resolución del SII que exima a los biocombustibles de impuestos específicos, ya sea en forma pura o bajo mezclas en el porcentaje correspondiente, como en su minuto planteó el ministerio de Hacienda. El comité indica que la pregunta clave para elaborar la Política Nacional de Biocombustibles es cuánto se está dispuesto a pagar para lograr los beneficios percibidos de los biocombustibles, pues se estima que estos costos podrían declinar dentro de los próximos 10 a 15 años, cuando se alcancen las tecnologías de segunda generación; pero para muchos países, especialmente de climas templados, podría ser más costo-efectivo continuar usando combustibles fósiles o bien importar biocombustibles desde los países que pueden producirlo más competitivamente. La disponibilidad de terrenos es otro de los elementos que puede jugar en contra del despegue de esta industria renovable ya que en comparación con otros países, estos son escasos aunque con altos niveles de productividad. De los 75,6 millones de hectáreas (ha) de Chile continental, sólo 25,2 millones de ha tienen potencial silvoagropecuario: 5,1 millones son arables, 8,5 millones tienen aptitud ganadera y 11,6 millones son forestales. De las primeras, 1,8 millones de ha tienen riego; 1,3 millones son potencialmente regables y 2 millones son de secano. A la superficie anterior se podrían incorporar a futuro 200 mil hectáreas adicionales de riego debido a la construcción de cinco embalses (El Bato en Illapel, IV Región; Puntilla del Viento en Aconcagua, V Región; Convento Viejo en Chimbarongo, VI Región; Ancoa en Linares, VII Región, y Punilla en Ñuble, VIII Región) y a las obras de los sistemas de riego de Corrales, IV Región; Laja-Diguillín, VIII Región, y Faja Maisan, IX Región. De acuerdo a estimaciones preliminares efectuadas por Odepa, para un escenario de sustitución conservador de 5% de gasolina y 5% de diesel por etanol y biodiesel, respectivamente, existirían en el país cerca de 170 mil hectáreas susceptibles de ser cultivadas para la producción de biocombustibles. Esta superficie fue estimada considerando la evolución y el uso actual de suelos de los cultivos anuales para la producción destinada a la alimentación humana y animal. De la información anterior surge como primer desafío a nivel nacional, la necesidad de optimizar la producción y los procesos industriales para el caso del biodiesel, cuando el precio del petróleo sea inferior a los US$ 80 por barril. empresas, chile, energia, biocombustible, biodiesel, etanol, combustible, matriz, energetica, pyme, agricultura, maiz, trigo, |
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